El bioetanol, obtenido mediante el proceso de fermentación a partir de biomasa, puede utilizarse mezclado con nafta en cantidades variables, en estado puro (sin mezclar) como una alternativa a la nafta, o bien, para la fabricación del etil-tri-butil-eter, un componente de naftas reformuladas que reemplaza al metil-tert-butil éter.
Actualmente, la producción de bioetanol en la Argentina se elabora en base a la melaza, un sub-producto de fabricación de azúcar, de jugo directo de caña de azúcar (Sacharum officinarum L) y de los cereales, principalmente el maíz (Zea mays), el cual fue incorporado con posterioridad a la caña. Luego de la conclusión del “Programa Alconafta”, se retomó la producción de bioetanol en la Argentina a partir de la implementación de la Ley N° 26.093 (2006) y de la 26.334 (2007). Así, si bien ya se contaba con cierta capacidad de producción en base a caña de azúcar desde fines de la década de 1970, la misma fue modernizada y ampliada notablemente en los últimos 5 años, sumando como novedad el surgimiento de proyectos orientados a obtener etanol de maíz con tecnologías modernas.
El procesamiento de la caña de azúcar ofrece productos de alto valor, y en particular, la generación de energía de diferentes formas. En tal sentido, la generación de biocombustibles líquidos, es un agregado de valor a la cadena de transformación de la caña. El proceso de obtención de bioetanol incluye varias etapas una vez que se recibe en la planta de producción: i) preparación de la materia prima, ii) fermentación alcohólica mediante el uso de levaduras, iii) recuperación de etanol, y iv) recuperación de co-productos.
La mayor concentración de plantas productoras de bioetanol se da, principalmente, en el noroeste argentino (NOA).
Informes de Biocombustibles:
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