Plan Nacional de Riego
Importancia del Riego
La práctica de riego comienza en el país, en su forma sistemática y moderna, a fines del Siglo IXX y acelera su expansión y su cambio cualitativo en el último cuarto del Siglo IXX. A lo largo de los primeros veinte años del siglo pasado, la producción agrícola irrigada creció notablemente, como así también se expandió la superficie cultivada bajo esa modalidad, a la par de que se modernizaron y crecieron las obras de infraestructura que dieron y dan vida al sistema de riego del país. En la segunda mitad del siglo pasado, comenzó a expandirse el riego complementario, utilizado estratégicamente para incrementar producciones de semillas de alto potencial genético, así como las producciones de secano en las áreas sub-húmedas y húmedas del país.
Pese a los cambios y avances que el riego experimentó en Argentina, se avizora para el país un amplio horizonte expansivo. Los especialistas estiman que, si se desarrollan las políticas adecuadas, en menos de dos décadas se podría llegar a duplicar la superficie bajo riego. Este incremento en la superficie, junto con el acondicionamiento de las ya existentes, produciría un salto productivo con su consecuente impacto económico. Para alcanzar ese nivel de desarrollo, el riego en el país debe hacer frente a diversos factores limitantes, como aspectos legales, institucionales, ambientales, técnicos y financieros, que sofrenan ese potencial expansivo; pero a la vez en ellos mismos están contenidos aquellos elementos que pueden liberarla y contribuir así a la transformación dinámica del riego nacional.