Origen: América.
Historia: El origen se remonta al siglo XVI cuando los primeros conquistadores españoles llegaron a América, junto a caballos berberiscos y andaluces. Al abandonar Pedro de Mendoza la primitiva Santa María del Buen Ayre, los animales allí alojados fueron liberados y se reprodujeron en libertad en un ambiente muy favorable en cuanto a clima, agua y pastos. A su vez estos animales también se cruzaron con caballos salvajes provenientes de Paraguay y del Alto Perú. Estos animales se caracterizaron por su rusticidad, fecundidad y longevidad. Cuando llegan a estas tierras los caballos SPC traídos de Europa, comienza el cruzamiento de estos animales con el propósito de mejorar la raza. Sin embargo los resultados no fueron los esperados. Esto motivó al Dr. Emilio Solanet a emprender un viaje al sur del país en búsqueda de animales que no hayan sido mestizados, en un intento de rescatar el verdadero caballo criollo natural de estas tierras. Estas manadas estaban en ese momento en manos de los aborígenes nativos del sur, permitiéndole al Dr. Solanet traer a Buenos Aires una pequeña manada de animales "puros" en 1911. En 1918 se abre el Registro Genealógico de la raza y a su vez, en 1922, Solanet redacta el primer estándar racial. En 1923 se fundó la Asociación Argentina de Criadores de Caballos Criollos.
Aptitud: Posee aptitud de silla, de temperamento tenaz y voluntarioso, que se caracteriza por ser veloz, resistente, rústico y dotado de fondo.
Morfología: Caballo de tipo mesomorfo, de 1,40-1,48 m. de alzada. Posee cabeza de base ancha y vértice fino, mucha frente y cráneo, poca cara y orejas pequeñas, ojos grandes y expresivos, ollares grandes y amplias quijadas. Cuello largo y musculoso, convexo en el borde superior y recto en el borde inferior, cruz musculosa y poco prominente, línea dorsolumbar corta y recta, lomo corto y fuerte, grupa oblicua con inserción media de la cola. Pecho ancho y musculoso, tórax amplio, tronco y abdomen toneliforme. La espalda es inclinada y musculosa. Las extremidades son de buena osamenta y musculatura, con articulaciones y tendones resistentes, cuartillas fuertes y anchas, pie proporcionado y casco robusto.
Mantos: Admite casi todos los pelajes con excepción del pintado y el tobiano. Se prefieren los gateados y los bayos. El registro genealógico de la raza Criolla es llevado por la SRA.